La palabra hincha, hoy por hoy, está muy devaluada. Es muchas veces confundida con vándalo, salvaje, bárbaro, barra brava y hasta ladrón. ¿Pero es en realidad un hincha alguno de esos equivalentes con los que normalmente se le relacionan? Es entonces esta injusta analogía la que trato de aclarar en este post, y lo hago dejando de lado la objetividad, declarándome hincha de Universitario de deportes, y a juzgar por lo comentado, considero que no soy ni vándalo, ni barra brava, ni ladrón.
El hincha peruano es aquel que, a pesar que año tras año se empotra con realidades coperas tan pobres como las nuestras, sigue apoyando fielmente a su equipo o su selección. Hincha es aquel que es capaz de perder amigos en alguna porfiada discusión que fue un poco más allá, tal vez por algunas copas de más. Hincha es aquel que deja de ir a clases, inventa resfríos y calienta termómetros por ir al estadio, o simplemente ver el partido por televisión. Hincha señores, no sólo es el que va a la popular, hinchas son todos aquellos que a pesar de ver partidos como los que vemos, domingo a domingo siguen febriles, dando hasta el último aliento por su equipo. Hincha es aquel que cargado de impotencia lanza improperios inútiles desde la tribuna, a sabiendas de la inutilidad de su esfuerzo. Hincha es el que se rinde ante un estadio lleno, mezclándose entre las bengalas y banderas, y el que, embargado por esta emoción, no puede mantener los pies en el suelo ni dejar de gritar. Hincha es aquel que cansado de malos resultados promete solemnemente no volver nunca más al estadio, luego de ver el espectáculo de los Maymes, Neyras, Amiltons y demás estrellas de la constelación del fútbol peruano, solo para romper su promesa en la fecha siguiente.
Hincha es aquel que sacrifica la juerga de fin de semana, gastando ese dinero en la entrada al estadio. Hincha es todo aquel que lloró y se le quebró la voz luego de algún campeonato o partido perdido. El que en algún ataque de histeria pateó una puerta o rompió un celular, por un penal mal cobrado o un gol fallado. No es lo mismo comprarse la camiseta cada año y decir que uno es hincha sin sufrir por su equipo, que tener tu camiseta del 98, con un crema cada vez más tenue, a consecuencia de las lavadas, pero no poder ver el último penal por miedo a que lo falle o rezar -luego de sabe Dios cuantos años- esperando una ayudita. No es lo mismo ir sólo cuando tu equipo esta primero, que ir cuando tu equipo está noveno. Hincha, el de las buenas y las malas.
Es entonces este especimen en vías de extinción, para quien el fútbol debería estar enfocado. El que vive el fútbol de otra manera, como una pasión. Es injusto entonces desgastar la palabra hincha, igualándola con esta serie de calificativos insultantes. Es injusto para todos los que realmente nos consideramos HINCHAS.
El hincha peruano es aquel que, a pesar que año tras año se empotra con realidades coperas tan pobres como las nuestras, sigue apoyando fielmente a su equipo o su selección. Hincha es aquel que es capaz de perder amigos en alguna porfiada discusión que fue un poco más allá, tal vez por algunas copas de más. Hincha es aquel que deja de ir a clases, inventa resfríos y calienta termómetros por ir al estadio, o simplemente ver el partido por televisión. Hincha señores, no sólo es el que va a la popular, hinchas son todos aquellos que a pesar de ver partidos como los que vemos, domingo a domingo siguen febriles, dando hasta el último aliento por su equipo. Hincha es aquel que cargado de impotencia lanza improperios inútiles desde la tribuna, a sabiendas de la inutilidad de su esfuerzo. Hincha es el que se rinde ante un estadio lleno, mezclándose entre las bengalas y banderas, y el que, embargado por esta emoción, no puede mantener los pies en el suelo ni dejar de gritar. Hincha es aquel que cansado de malos resultados promete solemnemente no volver nunca más al estadio, luego de ver el espectáculo de los Maymes, Neyras, Amiltons y demás estrellas de la constelación del fútbol peruano, solo para romper su promesa en la fecha siguiente.
Hincha es aquel que sacrifica la juerga de fin de semana, gastando ese dinero en la entrada al estadio. Hincha es todo aquel que lloró y se le quebró la voz luego de algún campeonato o partido perdido. El que en algún ataque de histeria pateó una puerta o rompió un celular, por un penal mal cobrado o un gol fallado. No es lo mismo comprarse la camiseta cada año y decir que uno es hincha sin sufrir por su equipo, que tener tu camiseta del 98, con un crema cada vez más tenue, a consecuencia de las lavadas, pero no poder ver el último penal por miedo a que lo falle o rezar -luego de sabe Dios cuantos años- esperando una ayudita. No es lo mismo ir sólo cuando tu equipo esta primero, que ir cuando tu equipo está noveno. Hincha, el de las buenas y las malas.
Es entonces este especimen en vías de extinción, para quien el fútbol debería estar enfocado. El que vive el fútbol de otra manera, como una pasión. Es injusto entonces desgastar la palabra hincha, igualándola con esta serie de calificativos insultantes. Es injusto para todos los que realmente nos consideramos HINCHAS.
1 comentario:
los hinchas peruanos son unos convenidos!! solo alientan cuando estan ganando, alguien ve en argetina a la barra de boca cuando pierden, no dejan de gritar.
aca los hinchas van cuando les conviene!! HINCHAS, hay pocos!
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