lunes, 17 de noviembre de 2008

Lo bueno, lo malo y lo feo de los 6 puntos

La evidente animadversión que destila José “perro sucio” Malqui predispone inevitablemente al facilismo del prejuicio. Nadie podría negar la pestilencia que asalta el ambiente con el solo hecho de mencionar el nombre de tan funesto badulaque. Esta vez este canino y desaseado sujeto se volvió a ver beneficiado con un fallo sospechoso, tres puntos debido al reclamo a raíz de la tardanza de la Universidad San Martín, en el partido disputado en la fecha 15. A priori, y con la ya mencionada antipatía que genera el presidente del club ancashino, cualquiera se animaría a discutir la veracidad y legalidad del fallo. Pero intentemos desmenuzar los acontecimientos, para buscar motivos lógicos para lo que parecería un nuevo robo de los “amiguísimos” del doctor Burga.

Primero, para que el comisario del encuentro considere la demora de cualquier equipo, el motivo de la tardanza debe ser a causa de un motivo completamente fortuito, que no pueda ser manejado con antelación. Según varios documentos que San Martín no se encargó de desmentir, el aeropuerto estaba en mantenimiento y fue eso lo que demoró la llegada Santa, no el mal tiempo que ellos aseguraron había retrasado su arribo a suelo ancashino.

Además, por poner un ejemplo, cuando San Martín enfrenta en la ciudad de Tacna al Coronel Bolognesi, partido que podría afrontar llegando tranquilamente a la localidad el mismo día, en un vuelo que no dura mas de 3 horas, llega con 24 horas de anticipación, previniendo cualquier tipo de contratiempos. Pero para afrontar este tipo de partidos, como el de Huaraz, muchas veces el cuerpo médico y técnico decide que lo mejor es llegar el mismo día del partido, para así minimizar el impacto de la altura, estrategia por demas válida. Considerando esto, es la tardanza una causa fortuita, ¿no está en manos de la Universidad tomar sus respectivas precauciones?

Pero es cierto también que si la directiva del Sport Ancash estaba tan segura del error albo, si se sabían víctimas de un perjuicio por parte de los rivales, a santo de qué disputan el partido, si se juzgaban insultados, ofendidos, y considerando falta grave lo hecho por el cuadro limeño, por qué decidieron jugar el partido. ¿No sería que se encontraban sumamente confiados y no se imaginaban una derrota? ¿No sería, tal vez, sospecho, me pregunto, intuyo, que Malqui no tenía intenciones de perder la taquilla?

El reclamo puede, en principio, haber sido justo, pero si Malqui aceptó jugar el partido y si se embolsicó la taquilla, por qué después de la derrota sale a ladrar de forma airada, con lamentos ridículos propios de un personaje de su calaña.
La apelación está hecha, pero pareciera que el caso está cerrado. San Martín cometió un error y deberá afrontarlo con la seriedad que caracteriza su paso por la primera profesional, marcando distancia con personajillos de la ralea de este perro sucio que tanto daño le hace al futbol peruano.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Luchando por no quedar en ridículo II

Si la campaña de Universitario está a punto de ser un ridículo total, lo de su compadre puede ser la máxima humillación. Recién este domingo, luego de perder cuatro partidos consecutivos y a falta de sólo seis fechas para el fin del torneo, el fantasma de la baja va dejando de ser solo un fantasma para empezar a tomar cuerpo. Y no sólo por la situación actual, sino también por el fixture que se le viene al cuadro de La Victoria. Entre los rivales pendientes de Alianza figuran Universitario, Cristal, Cienciano en Cuzco o EL RIVAL, Juan Aurich, en Chiclayo. El momento que atraviesa alianza es por demás crítico, enfrentamientos dentro de la dirigencia, dentro del plantel, dentro de la barra, es decir, una guerra interna insostenible que convierte matute en campo minado. En un año sumamente negativo, en el que se tomaron decisiones sin pensar, con ese afán electorero que llevo a Carlos Franco a contratar 36 jugadores a lo largo del año, alianza ve la posibilidad de la baja cada vez cerca.

La hinchada presiona, con el derecho que le da apoyar domingo a domingo, invirtiendo en un equipo del que otros lucran con el desparpajo que solo puede mostrar un dirigente peruano, rastrero, miserable, convenido. El afán de reelección pareciera increíble dada la inoperancia y escasez de resultados de la actual dirigencia que pretende eternizarse, perennizarse, aburguesarse [¡!¡! del verbo Burga !¡!¡].

El cuadro intimo, los jugadores, el técnico deben enfrentar estos partidos como autenticas finales, volver a tropezar podría significar luchar el próximo campeonato con deportivo Municipal ó Sport Boys, quienes misteriosamente sufrieron la inclemencia de dirigencias igual de patéticas y miserables como la actual dirigencia íntima. Quedan 18 puntos en disputa, y aún no es tarde para el plantel grone, por amor propio, por respeto a los hinchas y respeto a ellos mismos saquen adelante un campeonato que podría convertirse en histórico, en el peor sentido de la palabra. Basta con recordar aquel cántico que le regalara el “comando sur” a Carlitos Franco: “Olele olala si vamos a segunda los vamos a matar”.

martes, 11 de noviembre de 2008

Luchando por no quedar en ridículo I

Siete años sin ser campeón nacional. Suena a mucho tiempo para un grande, y más aún para el equipo más ganador de la década pasada, donde acostumbró a su hinchada a dar la vuelta. Luego vinieron siete años donde reinó la crisis, el primer equipo de la “U” era un cuadro mediocre, de media tabla para abajo, que no alcanzaba ni para luchar la clasificación a la Sudamericana, la copa de los segundones. Pero todo cambió el 2 de julio de este año, cuando tras ganarle a Cienciano en el monumental, Universitario se coronaba campeón del Apertura, torneo que ganó sin mayores sobresaltos. La “U” ilusionaba a su hinchada. De no ganar el Clausura, al menos el Play-off se antojaba seguro. Nadie, ni el más pesimista o el más “Anti-U” imaginaba la situación actual: un equipo irregular y mediocre, que no sabe ganar de local y que afrontará los seis últimos partidos como verdaderas finales, con la obligación de ganarlos todos si quiere tener la opción de volver a ser campeón y romper esa sequía. Cómo puede un equipo campeón decaer así en su rendimiento en una semana –que es el tiempo que hubo “de para” entre el fin del Apertura y el inicio del Clausura-. Algunos atribuyen ese bajón a la eliminación en la Sudamericana, pero ya son 20 las fechas jugadas y no hay avisos de mejora en el horizonte. Y esto, sumado a las lesiones de referentes del Apertura –Galván, Araujo, Miguel Torres, Hurtado- y el recién llegado Perillo, la suplencia de Candelo y sabe Dios qué otros problemas internos han puesto a Universitario a puertas de un ridículo mayúsculo.

El fenómeno que vive Universitario es comúnmente observado, no solo en nuestro país, basta con mencionar a River Plate, vigente campeón argentino que hoy pelea al fondo de la tabla. Sucedió Igualmente con San Martín el año anterior, no quedando entre los siete primeros del Clausura y si analizamos los campeonatos anteriores desde que se compite bajo este formato [apertura – clausura], se repite el mismo extraño suceso.

Esta vez la U lucha agónicamente por no repetir el papelón que el año 2002 lo dejara sin campeonato tras la sufrida campaña del equipo dirigido por Cappa. Ahora, sus angustiados hinchas buscan respuestas en el árbitro, en la suerte, en el Malingas, en lo que se tenga a la mano para explicar tan desagradable momento, y Gareca, quien debería tener el temple y las herramientas necesarias para sacar a sus jugadores de este socavón futbolístico en el que se encuentran, se ampara en cábalas patéticas y presiones dirigenciales --la suplencia de Mayer Candelo-- para camuflar su ineptitud.

Son seis fechas, seis finales, no queda más que encararlas a la altura de su historia y de su hinchada, es la única solución para tentar el ansiado play off. Jugadores, cuerpo técnico, dirigentes, HINCHAS, todos deben formar un puño en este momento y evitar confrontaciones ridículas que perturben la obtención del objetivo final, el séptimo lugar, que suena a poco para un equipo grande del Perú.