lunes, 24 de diciembre de 2007

El peso de la historia

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Quién alguna vez no escuchó a su padre o abuelo hablar del famoso “Fútbol Peruano”, la selección del 36, la del 70, La del 82 -antes del mundial-. Un sin fin de historias, anecdotas, etc.. Y entonces uno podría pensar, ¿realmente fue así? Pero, por el contrario, nos topamos con que hace más de 20 años que no vamos a un mundial, y a nivel sudamericano, excepto contadas excepciones, cristal del 97 y Cienciano del 2004, no vemos más que fracasos.

Conocida esta situación, no sería prudente intentar cambiar la fórmula que durante más de 20 años ha demostrado ser completamente inútil. Por qué seguir apostando por el corto plazo, por qué no intentar apostar por un objetivo a futuro. Por qué no dar por perdida una generación que ha demostrado largamente su desinterés por el desarrollo -salvo contadas excepciones- y apostar por los jóvenes ansiosos de cambiar este tenebroso panorama futbolístico que hoy nos convierte en lo peor de Sudamérica.

Por increíble que parezca, no es Venezuela, durante años, el patito feo de Sudamérica un ejemplo a seguir?. Recordemos que de nuestros últimos tres encuentros frente a los llaneros, perdimos 2 y empatamos 1. Cuándo en la historia de nuestro glorioso fútbol, en el que siempre creímos ser potencia mundial, del que siempre creímos tener un estilo aclamado por el mundo entero. ¿Cuándo?, de tres enfrentamientos con Venezuela, no habíamos ganado ni uno solo? Entonces, ¿hemos retrocedido? , ¿Ellos avanzaron? , ¿Un poco de esto, un poco de aquello?

Con la posibilidad de ganarme un repudio generalizado, ¿No es la selección del 70, sino la mejor selección que tuvo el Perú, la que hoy nos pasa la factura? Me explico. ¿Sin esa gloriosa camada de jugadores, hoy viviríamos convencidos -engañados- de que pertenecemos a al primer mundo futbolístico? ¿Que por simplemente gozar de un talento especial, podemos “pararle el macho” a cualquier selección de primer orden?

Sería estúpido culpar a los jugadores, menos aún a los dirigentes de aquella época -es más, no hace sino seguir humillando a los “dirigentes” actuales-, y con esto no se quiso decir que el elogio para con aquella selección fue exagerado. Fue definitivamente merecido. Simplemente es tratar de entrar en razón de qué somos, qué fuimos, qué queremos llegar a ser y qué podemos llegar a ser.

El primer paso para cambiar algún mal hábito, es ser conciente que se tiene aquel mal hábito. Además no sirve de nada cambiar, si antes no se extirpa el tumor maligno que va carcomiendo las pocas células vivas que luchan por salvar a un desahuciado fútbol peruano.

Estamos en Diciembre, mes Navideño, época de milagros. Y todos los que soñamos con el resurgimiento del fútbol peruano debemos pedir que Manuel “El Grinch” Burga sea conciente que no es factible destruir la ilusión de tantos niños que soñaron -y alguna vez soñamos- con ver a su selección en un mundial, una ilusión que se apaga poco a poco.

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