viernes, 29 de abril de 2011

Crónica de una muerte anunciada

De Julbo Chicha


Lunes 29 de noviembre de 2010. El mejor equipo de la historia llegaba en su punto más alto al primer clásico de la temporada. La sinfonía de Pep, en su máxima expresión y en todo su esplendor, se enfrentaba al Madrid de Jose Mourinho, un técnico ganador y absolutamente mediático, que, sumado a una inversión millonaria en fichajes, debería ser suficiente para destronar al mejor equipo de fútbol que he visto en mi vida. El golpe fue muy duro: un Barça arrollador le endosó una manito, en forma de puño. Un cruzado directo al ego del portugués.

Pero no por gusto "Mou", hoy con 48 primaveras, ha sido premiado en cuatro ocasiones como entrenador del año por la UEFA. Con la lección aprendida se le presentó una circunstancia única: en abril no sólo se jugaría el "partido de vuelta" por la Liga. También jugaría ante el archi-rival la final de la Copa del Rey y las semifinales de Champions League. Cuatro partidos, cuatro oportunidades para demostrar que era capaz de poner fin a la obra maestra de Pep y compañía sobre el terreno de fútbol. El abril soñado.

Con la Liga ya perdida, el Madrid aprovechó el primer derbi -el que, de los cuatro, menor "valor" tenía- para experimentar. Se cagó en 109 años de grandeza y plantó un "trivote" en el centro del campo, con Pepe, Khedira y Xabi Alonso dispuestos a cortar los circuitos de un Barcelona que, a ojos del planteamiento ultra-defensivo de Mou, era infinitamente superior. Empató aquel partido -con un penal inventado sobre Marcelo-, pero quizá lo más destacable es que el fatuo técnico luso creyó haber encontrado la pócima anti fútbol que tanto necesitaba.

Y definitivamente no le fue mal al ex Inter: con un par de vueltas de tuerca, los merengues, el equipo de los 400 millones, el súper ofensivo Madrid, que aplasta a todos sus rivales en Liga... pasó a jugar al contragolpe y ganó el premio consuelo. La Copa de Su Majestad El Rey estaba en sus vitrinas.

Pero la pregunta del millón enrarecía el aire en Madrid y en toda España: ¿¿ese planteamiento rácano y mezquino, ese "me olvido de la estirpe del Madrid y agacho la cabeza ante la superioridad del rival" alcanzaría para superar al Barcelona en una eliminatoria a dos partidos??

Dicen que una de las mayores virtudes como técnico de José Mourinho es su capacidad mediática, esa sapiencia para acaparar todas las miradas, todos los flashes, todos los micrófonos. Ha opacado al mismísimo Cristiano Ronaldo. "Mou" canaliza hacia sí mismo toda la presión que, en otras circunstancias, recaerían sobre sus jugadores. Pero esta vez se ha excedido. Se equivocó al plantear el partido: un plantel que cuenta con Ronaldo, DiMaría, Higuaín, Adebayor, Benzema, Kaká, además de cuatro campeones del mundo en sus filas, no puede ser mezquino en su juego. No puede tener 29% de posesión jugando de local en una eliminatoria a doble partido. No puede decir que "se iba tranquilo con el 0-0" para luego culpar al árbitro tras una -más que justa- expulsión.

Hay cuestiones en el fútbol que no exigen mayor inteligencia para poder entenderlas: si un equipo le entrega la pelota al rival a tal punto que la posesión es de 71-29... ¿¿el que tiene la pelota no va a recibir más faltas?? Porque sí, el árbitro se ha equivocado, y mucho. Sergio Ramos y Marcelo tampoco debieron terminar el partido. "Mou" debería estar agradecido, callarse la boca y aceptar la derrota.

Esa misma UEFA que le ha premiado cuatro veces como DT del año deberá actuar de oficio y sancionar drásticamente a este payaso portugués, que con estas poses de divo infalible, con estos aires de máxima eminencia a nivel futbolístico, ha excedido el límite de lo aceptable, ha hecho acusaciones muy serias e intolerables a la luz de lo que se entiende como deporte y competición al máximo nivel. El Real Madrid debe hacer gala de ese señorío mostrado a lo largo su gloriosa historia y deslindar estas declaraciones de un tipo al que se le aplaude y permite todo. José Mourinho le está haciendo mucho daño al fútbol y al Real Madrid.


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