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Carlos Galván, Martín Morel, Pablo Vitti y Cristián Álvarez son los cuatro extranjeros con los que cuenta José del Solar en su plantel. Pero a partir de la fecha 15, esto se volverá un dolor de cabeza para el españolísimo -o para el que llegue a reemplazarlo, porque difícilmente el encopetado muelón termine este periodo con los cremas-.

Y es que siete fechas después del inicio del campeonato, la “U” suma CERO (0) minutos en la bolsa. Las reglas del torneo son claras: si al término de las primeras 15 fechas, un equipo no ha sumado los 700 minutos exigidos, pierde un cupo de extranjeros –actualmente 4 en cancha-.

Haciendo matemática simple, restando 8 fechas por jugar antes del plazo predeterminado, Universitario debe sumar un promedio de 87.5 minutos por partido, o de lo contrario, se verá afectado con la medida. Además, hay que considerar que el próximo partido es el clásico, en el que seguramente no alineará un sub 20, lo que deja 7 fechas por jugar y 700 minutos aún por cumplir. ¿¿Otro error de cálculo del cada vez más cuestionado (y casi ex)entrenador crema??

Para esta campaña, Chemo pidió 9 jugadores; Johan Fano, Pablo Vitti, Martín Morel, Christian Álvarez, Pedro García, Damián Ísmodes, José Mendoza, Guillermo Tomásevich y Aurelio Saco-Vértiz.

Tomásevich, Mendoza, Ísmodes y Saco Vértiz, sumados, no completan 90 minutos, ocupando un lugar que bien pudo ser aprovechado por un jugador de las canteras de la “U”, que podría aportar en la bendita bolsa de minutos.

No se entiende entonces cómo un entrenador, que EN TEORIA hace un plan de trabajo a comienzo de año, llegue a la fecha 8 sin un solo minuto en la bolsa, restando claro está el hecho de que su equipo, únicamente con “experimentados”, no han logrado ni por asomo los objetivos de un equipo que invirtió lo que ha invertido la ”U”.

Chemo sigue dando claras muestras de incapacidad, ya no sorprende, ya no es extraño. Del Solar entró en trompo, y no tiene idea de cómo salir de ahí. Quizá ese nefasto paso por la selección haya significado un golpe muy duro para un tipo que como futbolista estuvo acostumbrado al éxito, pero como entrenador, poco le queda de esa raza que lo acompañaba.