Lágrimas de Hombre 10: Luis Alberto Bonnet

El reto para cualquier futbolista es ser titular en su equipo, jugar, aportar, sea con goles o con lo que su posición en el campo le exija. Un jugador normal desea estar siempre, sumar, ganar. Si bien las oportunidades a veces son esquivas, sea por el cambio de técnico o porque el inexorable paso del tiempo inevitablemente pasa factura, los jugadores profesionales buscan demostrar su vigencia en otros equipos, quizá menos competitivos, pero que le den una nueva –tal vez la última- oportunidad de mostrar lo que valen.

Pero distinto es el caso de Luís Alberto Bonnet, jugador ampliamente identificado con el cuadro del Rimac, partícipe de buenas campañas con el cuadro bajopontino, pero que de pronto sufrió un inesperado ataque de mediocridad. Siendo conocido que el DT cervecero, Juan Carlos Oblitas, no deseaba contar con sus servicios, y dándole la oportunidad de buscar un nuevo club a pesar del año de contrato que le quedaba, Luis Bonnet decidió seguir en el club celeste, prefiriendo las comodidades de Lima, prefiriendo el suculento sueldo y prefiriendo entrenar sin opción a jugar durante un año, sólo por el hecho de no mudarse a provincia.

Este mediocrismo exagerado mostrado por “el pelao”, no hace más que pintar de cuerpo entero al jugador, que optó por ser ni siquiera suplente, sino un simple reservista, un jugador fantasma en la plantilla antes que buscar nuevos retos en otro equipo. Las comodidades de Lima, --las escapadas por el casino hasta altas horas de la noche--, muestran el apetito de triunfo de un jugador que cambió la adrenalina del área por la tranquilidad de su casa.

Síntomas similares presenta el delantero del Barcelona Santiago Ezquerro, quien ha jugado un solo partido los últimos 7 meses, y a pesar de las constantes ofertas que recibió, prefirió ser un espectador de lujo en las tribunas del Nou Camp.

Curiosa enfermedad la que aquejan estos EX jugadores, ojala no sea contagiosa!!