Cuando el balón -el integro de su circunferencia-, sobrepasa la línea de cal del arco, se considera gol. Al suceder esto, el juez principal debe observar a su juez de línea, asegurándose que este no tenga nada que aportar a la jugada. De no haber ningún problema, el juez señala el centro del campo, y en simultáneo debe dar un pitazo, que valide el tanto.
Esto lo sabe cualquier fanático de fútbol, cualquier hijo de vecino que haya pasado más de 10 minutos viendo algún partido, aunque sea por televisión. No es una ciencia, no hay que haber estudiado ingeniería, ni trabajar en la NASA para comprenderlo.
Pero lo que sucedió el fin de semana en el marco de la sexta fecha del Descentralizado, en el duelo entre Alianza Lima y Cobresol, fue realmente sorprendente, ‘de Ripley’. Y es que los jugadores, cuerpo técnico, dirigentes e hinchas del cuadro moqueguano deben estar recuperándose aún de un ataque de histeria.
Luego de un tiro libre frontal a favor de los visitantes, Norbil Romero anotó un gol en posición absolutamente válida, y empezó el show. El árbitro principal, el señor Julio Álvarez, y la jueza de línea del sector oriente, la señorita Patricia Pérez, tras seguir los tres sencillos pasos narrados en el primer párrafo... se percataron del marco del estadio íntimo, se sintieron chiquitos, sacaron cuentas, se hicieron “la pichi”, y en un acto de flagrante cobardía, atentaron contra los parámetros del entendimiento, de la decencia, y anularon el tanto, luego de 20 segundos de celebración moqueguana.
Lo sucedido tiene ribetes de hurto, de estafa. Es, en cristiano, “un cagadón” de este par de improvisados, que porque llevan una camiseta verde fosforescente, sienten que son la autoridad, y complotan sin ningún tipo de reparo contra un equipo ‘chico’, que vino a hacer su negocio.
Tres días habían pasado desde que publicamos un post titulado “ese de negro...”, que mencionaba el patético andar de los árbitros en nuestro país. No necesitamos más de 72 horas para corroborarlo.
Es cierto que ese par de incapaces irán a la congeladora algunos meses, pero, ¿quién le devuelve los puntos al equipo del sufrido Teddy Cardama? Si un médico comete una negligencia corre el riesgo de perder su licencia, igual que un juez que recibe un soborno. ¿Por qué si un árbitro demuestra expresa incompetencia, no se le quita la posibilidad de seguir haciendo desbarajuste y medio, de seguir embarrando –todavía más- la ya muy maltrecha imagen de los de negro?
Foto: ahunet.com.pe
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