miércoles, 9 de marzo de 2011

Cambio de piel


El fútbol, como la vida, se rige por el amor. Sea por una mujer, por la familia, por sí mismo, o como en este caso específico, el amor que siente un hombre por su club -motor principal del deporte más popular del mundo-. Y es que el amor de un hincha por su equipo debe ser una de las máximas expresiones de cariño, una muestra clara de lo importante que es el fútbol en nuestras vidas.

Pero hace poco escuché con sorpresa decir a un tipo -un "conocido", de esos que pasan por la vida robando aire sin aportar- una frase tan triste como patética. “Yo era hincha de Cristal, pero después me volví de Alianza”.

Mi sorpresa fue tal, que no pude dejar de intervenir en la conversación ajena. Y aunque por su condición de personaje insignificante el esfuerzo por entenderlo no se justificaba, decidí rebuscar en lo ínfimo de su cerebro una respuesta que me hiciera dejar de verlo como una lombriz de tierra, y pase, cuando menos, al nivel de rata de alcantarilla, o algún animalejo menos repugnante.

¿A ti te gusta el fútbol de verdad?, me apresuré en preguntar. “Claro”, respondió inmediatamente Don Huevón. ¿Entonces cómo es eso de que eras de Cristal y ahora eres de Alianza?, repliqué sorprendido. “Si, la verdad es que como Cristal no ganaba, decidí que quería ser hincha de Alianza”, impugnó el gusano. Pero no se puede cambiar de equipo como de zapatos, dónde queda la fidelidad, el amor por la camiseta, eso no representa nada?, volví a la carga. “Bueno, la verdad es que dentro de todo, el fútbol es una diversión, y yo quiero divertirme con el que gana”, masculló para mi sorpresa la larva parlante. ‘Tú tienes todo para ser dirigente’, disparé, y seguí disfrutando del cuba libre, inmóvil por el calor de la discusión, que empañaba ya la mesa de vidrio.

Pueden creerlo exagerado, puede sonar ridículo, pero NO. No se puede ser hincha de A, pasar por B, y terminar aplaudiendo a C. No confío, y no confiaré jamás, en alguien que cambia de equipo, como si se tratase de un par de medias. No podré sentir respeto nunca en mi vida por alguien que irrespete con tanta frescura los colores de su camiseta, no podré perdonar jamás a aquel que cambie de bando ante la ausencia de triunfos, no se puede ser hincha del que gana!!. Y voy a insistir en que no es una exageración, cómo ser jefe y confiar en alguien capaz de soberana traición??, como depositas tu confianza en alguien que tiene tan poca sangre en la cara como para andar como saltimbanqui de equipo en equipo.

Lamentablemente, y para mala suerte de los que quisiéramos ver una realidad distinta en nuestro fútbol, estos personajes de comedia, son quienes se han adueñado hoy en día del fútbol peruano. Estas sanguijuelas repulsivas, son las que andan de lado a lado, buscando conveniencia propia sobre el bienestar de su club o selección. Es esta lacra social la que debería desaparecer, o desgraciadamente, y ante nuestros ojos, terminaran por desaparecer al fútbol.


Foto: http://recursostic.educacion.es/

1 comentario:

migue dijo...

Oe tu de chibolo decias que eras del Ciclista Lima no te hagas el despinado