viernes, 25 de febrero de 2011

Chemo, qué estás haciendo??

Dicen que el fútbol es un reflejo de la vida. Y en el campo, podemos ver infinidad de personalidades: los tímidos, los inseguros, los alegres, los humildes, los aburridos... pero hay uno que siempre destaca por sobre los demás, y se erige como el líder del grupo. Generalmente, se le entrega a este jugador una cinta, la cual luce con mucho orgullo en su brazo izquierdo –cuando vean a un “capitán” con la banda en la derecha, duden de él-. En cada equipo suele haber dos o tres. Son “los capitanes”, los referentes, los que destacan cuando las cosas van bien y ponen el pecho cuando de la tribuna solo bajan pifias e insultos.

Se dice también que son la voz del técnico dentro de la cancha. Saben ordenar al equipo, arengar y apoyar cuando sea necesario, o “ajustar” a sus compañeros cuando sea necesario. El ojo entendido reconoce al jugador con pasta de entrenador, ese que, cuando llegue la triste hora del retiro, seguirá ligado al futbol, esta vez al borde de la cancha.

Pero a veces ese ojo se equivoca, y gente con un “futuro prometedor” tiene que dejar la carrera porque los resultados no acompañan. No importan los títulos –los que entregan en escuelas de entrenadores-, cuando no ganas, es porque eso no es lo tuyo y, con mucha humildad, hay que aceptarlo.

El campeonato local lleva solo dos fechas jugadas, pero algunas decisiones, actitudes y declaraciones, sumadas a un currículo que no acompaña mucho, han puesto a un tipo, muy querido como jugador pero muy cuestionado como entrenador, en boca de su presidente, quien ha dicho que “se quedara hasta el final”. Lo que no ha quedado claro es ¿A qué final se refería?

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