Lo que comenzó como un rumor con intenciones comerciales de parte de un pasquín local, se terminó confirmando horas después. La intención de Alianza Lima de recuperar a su caudillo Juan José Jayo no hacía más que ridiculizar la imagen de un técnico que poco a poco demuestra su falta de experiencia y su poca tolerancia ante la presión. Richard Páez se refirió a Jayo como estoico y digno al haber dejado el cuadro íntimo antes que lo echen, casi sin recordar la bochornosa actuación de Jayito, pocas horas antes del partido ante Cienciano, en aquella recordada despedida de Reimond Manco. Ahora habría aceptado el regreso del alegórico jugador, cual hijo pródigo, ante el pedido expreso de algunos jugadores de “peso” --Arakaki, Ciurlizza, Aguirre--.
La segunda parte de este comiquísimo festival de estupideces vendría a los pocos días de filtrarse esta noticia. Juan Jayo Legario abandonó la concentración del José Gálvez, equipo que lo acogió luego de su abrupta salida de Alianza, y sin ningún remordimiento, con un contrato firmado y al más puro estilo Montaño, dejó a los dirigentes chimbotanos “tirando cintura” , regresándose a Lima para intentar solucionar los contratiempos y ponerse nuevamente la divisa blanquiazul.
Es muy probable que el ex jugador aliancista no pueda volver, por lo menos en un futuro cercano. Su situación contractual con el cuadro de chimbote no le permite retornar inmediatamente, salvo una indemnización que calculamos el equipo aliancista no estaría dispuesto a pagar. Lo cierto es que la volubilidad del entrenador venezolano quedó claramente demostrada. Este, para evitar una confrontación con sus “referentes”, tuvo que tragarse sus palabras, tuvo que ridiculizarse públicamente y a pesar de su inicial decisión y firmeza para sancionar a quienes traicionaron sus confianza, posteriormente daría su brazo a torcer, dejando clara la falta de don de mando y su poca costumbre de manejar grupos con cierto nivel de aspiraciones, donde se siente la presión de una hinchada respetable y donde se le exigen algunos resultados. Era diferente entrenar a una selección Venezolana donde nadie le reclamaba nada, de la que no se esperaba nada y donde un empate era un puntazo, a dirigir a uno de los dos equipos más importantes de un país, donde si no ganas dos partidos, eres criticado.
Por otro lado es preocupante que un grupete de miserables intenten conspirar contra su técnico por el simple hecho de defender a su compañero de fiesta, fastidia ver como en uno de los equipos más importantes de nuestro país hay un régimen anárquico generado por un tropel de juergueros que no aceptan sanciones y no tienen la menor intención de cambiar esa vida disoluta que los convierte en mediocres exponentes de nuestro JULBO PERUANO. Alianza agoniza, no sólo por su posición en la tabla, sino porque no hay una cabeza, no hay un líder, y porque Carlitos Franco es quizá el sujeto más inútil que haya pisado el estadio de Matute, sus contrataciones y sus declaraciones avalan lo que decimos. Un equipo de la importancia de alianza merece algo mejor, y no debería encontrarse en la situación en la que se encuentra, por el bien de sus hinchas y el del balompié peruano.
La segunda parte de este comiquísimo festival de estupideces vendría a los pocos días de filtrarse esta noticia. Juan Jayo Legario abandonó la concentración del José Gálvez, equipo que lo acogió luego de su abrupta salida de Alianza, y sin ningún remordimiento, con un contrato firmado y al más puro estilo Montaño, dejó a los dirigentes chimbotanos “tirando cintura” , regresándose a Lima para intentar solucionar los contratiempos y ponerse nuevamente la divisa blanquiazul.
Es muy probable que el ex jugador aliancista no pueda volver, por lo menos en un futuro cercano. Su situación contractual con el cuadro de chimbote no le permite retornar inmediatamente, salvo una indemnización que calculamos el equipo aliancista no estaría dispuesto a pagar. Lo cierto es que la volubilidad del entrenador venezolano quedó claramente demostrada. Este, para evitar una confrontación con sus “referentes”, tuvo que tragarse sus palabras, tuvo que ridiculizarse públicamente y a pesar de su inicial decisión y firmeza para sancionar a quienes traicionaron sus confianza, posteriormente daría su brazo a torcer, dejando clara la falta de don de mando y su poca costumbre de manejar grupos con cierto nivel de aspiraciones, donde se siente la presión de una hinchada respetable y donde se le exigen algunos resultados. Era diferente entrenar a una selección Venezolana donde nadie le reclamaba nada, de la que no se esperaba nada y donde un empate era un puntazo, a dirigir a uno de los dos equipos más importantes de un país, donde si no ganas dos partidos, eres criticado.
Por otro lado es preocupante que un grupete de miserables intenten conspirar contra su técnico por el simple hecho de defender a su compañero de fiesta, fastidia ver como en uno de los equipos más importantes de nuestro país hay un régimen anárquico generado por un tropel de juergueros que no aceptan sanciones y no tienen la menor intención de cambiar esa vida disoluta que los convierte en mediocres exponentes de nuestro JULBO PERUANO. Alianza agoniza, no sólo por su posición en la tabla, sino porque no hay una cabeza, no hay un líder, y porque Carlitos Franco es quizá el sujeto más inútil que haya pisado el estadio de Matute, sus contrataciones y sus declaraciones avalan lo que decimos. Un equipo de la importancia de alianza merece algo mejor, y no debería encontrarse en la situación en la que se encuentra, por el bien de sus hinchas y el del balompié peruano.
2 comentarios:
Jayo Fracasado!!! muestra clara de lo cagón que es! ahora estas donde te mereces, en Galvez!!!
GALVEZ es mucho equipo para Jayo, y ese que dijo que está donde se merece se equivoca.. seguro es una gallina, los mismos que con sus aires de TODOPODEROSOS fueron a Chimbote y mordieron el polvo de la derrota.
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