De Julbo Chicha |
"Nos apena que sean tan torpes estos jóvenes sudamericanos. Han venido desde tan lejos y tendrán que volverse después del primer partido."
Palabras del diario francés "Le Temps", en 1924, refiriéndose Uruguay, Campeón de América de 1923. Luego de cinco partidos, y con una diferencia de gol de 20-2, incluyendo goleadas a Yugoslavia, Suiza, Estados Unidos y Francia, los jugadores terminaron riéndose de los torpes periodistas.
Y sin quererlo, inventaron una tradición mundialmente extendida: la vuelta olímpica. Tras la coronación del campeón, los jugadores uruguayos, emocionados por lo conseguido y ante el aplauso del respetable, ya entregado al fútbol aguerrido de los celestes, empezaron a caminar alrededor del campo, saludando al público que los aplaudía a rabiar. Había sido inventada la mejor forma de celebrar el título.
La Vuelta Olímpica es para el campeón. El tercer lugar no da Vuelta Olímpica, pero en la reinauguración del Estadio Nacional, Perú, rodeado por una asquerosa nube de fotógrafos, el plantel dio una "vuelta olímpica" saludando a un público-turista, unos cuantos miles de peruanos invitados por el Gobierno y que, seguramente, no volverá a pisar las remozadas tribunas del José Díaz en muchos años. La organización fue una vergüenza. Cuando el protagonista tenía que ser el fútbol, el regreso del césped natural, la nueva iluminación, la ridícula novedad de los palcos en el Nacional -adiós a los conciertos masivos-, la nueva fachada... el show se lo robó Alan. Menos para Carmona, que no lo saludó.
No embarremos el fútbol con politiquería barata, porque habría que ser incauto para pensar que Alan García envió al avión presidencial para traer a la selección por la emoción que lo embarga, y por la proeza lograda. NO!.
Lo del Nacional tuvo un hediondo e insoportable tufo político, y no sé si me dio más asco ver la cantidad de gente rodeando a los futbolistas, o el intento de trote del tetón presidente de la República. Ojo que igual de lamentable fue el recibimiento del ‘presidente electo’ al día siguiente, atreviéndose este incluso a darle algunos toques a la pelota y decir que los espera para ‘conversar’-para quye vean que este perro no tiene partido político-. Ahora todos son camiseta!, por qué no los despidieron de la misma manera entonces??, sucio y arrivista por decirlo menos.
No dejemos que nos “chiquilleen”, no permitamos que la política y la prensa trunque este importante primer paso. Finalmente, recuerden que hasta las eliminatorias, seguimos estando en la cola, y visto lo visto, tanto en fútbol como en organización.