El fútbol puede generar todo tipo de sensaciones en sus hinchas, y es una de las razones por las que dicen que es una representación cabal de todo lo que sucede en la vida "real". Genera pasiones, alegrías, tristezas, emociones... y burlas de todo tipo. En estos días, el deporte que nos apasiona nos ha regalado tres bloopers de jugadores de todo calibre. Desde el del grande consagrado, pasando por el mediocre en liga mediocre y hasta el amateur. Cada uno peor que el anterior.
Son los goles los que le dan sentido a esta competencia. Todo jugador salta a la cancha con el gol en la mente. Sea arquero, defensor, volante o delantero, todos quieren hacer un buen partido y, de ser posible, hacer un gol. Es el orgasmo del fútbol. La emoción que se siente al hacer un gol es indescriptible, el abrazo con los compañeros, compartir esa alegría con los hinchas si juegas en el Bayern, o con las amigas que te fueron a ver, si juegas en liga distrital. Por eso al ver estos videos no se me ocurre otra cosa que ponerme en la piel del jugador. Al leer comentarios como "Qué malo" o "qué imbécil" sólo puedo pensar que vienen de gente que nunca ha pisado una cancha de fútbol. Todo lo que puede pasar por la cabeza de un futbolista en una milésima de segundo es impresionante. Klose ya estaba pensando en cómo celebraría un gol más en su larguísima lista de goles; Ismodes ya estaba pensando en cómo recogería la pelota del fondo del arco, para llevarla al centro y sacar rápido, para empatar el partido; Macaca veía su cara en la portada del diario local, comparándolo con Pelé y su "no-gol" contra Uruguay en el 70.
Miroslav Klose tiene 32 años, ha jugado en el Bayern, el Werder Bremen, Kaiserslautern, la selección alemana, y es el segundo máximo goleador de la historia de los mundiales. Damián Ismodes era un jugador con mucha habilidad y mucho futuro cuando debutó como profesional, pero con un hielo por corazón. Macaca es un jugador de liga distrital de Brasil. Estos errores humanizan al fútbol y lo hacen aún más hermoso.
Y es que este no sería jamás el deporte más hermoso y apasionante del mundo, si cada jugada bien pensada terminara en gol, si cada amalgama colectiva bien organizada aportara al marcador. Tendríamos resultados abultados, exagerados, irracionales, y es que es justamente el yerro el que genera las emociones, humanizando el deporte para bien o para mal, es el error el 0 de la ruleta -siaminuye posibilidades-, es precisamente la casualidad la que rompe la calma y eleva las pulsaciones, y es que finalmente, cómo negarlo!, el fútbol es un deporte maravillosamente cardiaco.
Son los goles los que le dan sentido a esta competencia. Todo jugador salta a la cancha con el gol en la mente. Sea arquero, defensor, volante o delantero, todos quieren hacer un buen partido y, de ser posible, hacer un gol. Es el orgasmo del fútbol. La emoción que se siente al hacer un gol es indescriptible, el abrazo con los compañeros, compartir esa alegría con los hinchas si juegas en el Bayern, o con las amigas que te fueron a ver, si juegas en liga distrital. Por eso al ver estos videos no se me ocurre otra cosa que ponerme en la piel del jugador. Al leer comentarios como "Qué malo" o "qué imbécil" sólo puedo pensar que vienen de gente que nunca ha pisado una cancha de fútbol. Todo lo que puede pasar por la cabeza de un futbolista en una milésima de segundo es impresionante. Klose ya estaba pensando en cómo celebraría un gol más en su larguísima lista de goles; Ismodes ya estaba pensando en cómo recogería la pelota del fondo del arco, para llevarla al centro y sacar rápido, para empatar el partido; Macaca veía su cara en la portada del diario local, comparándolo con Pelé y su "no-gol" contra Uruguay en el 70.
Miroslav Klose tiene 32 años, ha jugado en el Bayern, el Werder Bremen, Kaiserslautern, la selección alemana, y es el segundo máximo goleador de la historia de los mundiales. Damián Ismodes era un jugador con mucha habilidad y mucho futuro cuando debutó como profesional, pero con un hielo por corazón. Macaca es un jugador de liga distrital de Brasil. Estos errores humanizan al fútbol y lo hacen aún más hermoso.
Y es que este no sería jamás el deporte más hermoso y apasionante del mundo, si cada jugada bien pensada terminara en gol, si cada amalgama colectiva bien organizada aportara al marcador. Tendríamos resultados abultados, exagerados, irracionales, y es que es justamente el yerro el que genera las emociones, humanizando el deporte para bien o para mal, es el error el 0 de la ruleta -siaminuye posibilidades-, es precisamente la casualidad la que rompe la calma y eleva las pulsaciones, y es que finalmente, cómo negarlo!, el fútbol es un deporte maravillosamente cardiaco.
2 comentarios:
Yo tengo un sobrino al que le pasó algo similar, hizo la jugada del año y en el toque final lo erró... Me guardo para mí lo que le dije.
Baja huevón !!
Publicar un comentario