domingo, 21 de marzo de 2010

Cuando sea grande quiero ser como Messi...

De Julbo Chicha


Barcelona representa hoy la imagen del fútbol total, esa que Rinnus Mitchell implementó en los ya lejanos años 60 en aquel Ajax prodigioso. Actualmente es el cuadro catalán quien marca la tendencia de lo que es ganar, gustar y golear, pues explica empíricamente lo que es el deporte que otros intentan practicar sin mucho éxito. Los dirigidos por el Pep simplemente han logrado expresar en el campo poesía en movimiento, y aunque tal vez suene exagerado, ver jugar al Barcelona es un placer casi sexual para quienes amamos al fútbol como a la propia vida.


Pero dentro de ese andamiaje perfecto, dentro de esa lírica kinestésica que se practica domingo a domingo en el Camp Nou, hay un chiquillo rosarino, un enano endiablado y confianzudo que no deja de sorprender al mundo, y a su vez, rompe el paradigma del futbolista de un físico superdotado y superior al metro ochenta del que los detractrores del fútbol hablan. Este menudo personaje tiene por nombre Lionel, y aunque esas seis letras por sí solas no generan ni por asomo una sensación de miedo, habría que ver a sus marcadores para entender lo que es el pánico, habría que ver sus rostros para tener una aproximación real de lo que es el pavor o para intentar un acercamiento inmediato a Dios, pues siempre que se le enfrente, es bueno tener a quien encomendarse, aunque realmente parezca que el santísimo está de su lado.


Y es que no es poco mérito ser considerado, en un universo de jugadores fantásticos, como “el mejor”, es decir, en la aldea de genios con quienes él convive, los más grandes lo catalogan de “GENIAL”, y esa es la prueba irrefutable de su grandeza, a pesar de contar solo con ciento sesenta y ocho centímetros -pero llenos de puro fútbol-.


A lo largo de mi vida siempre he querido que llegue el mundial para ver jugar a Brasil, como buen sudamericano los “auriverdes” cuentan siempre con el favor moral de quienes no tenemos la suerte de ver a una selección que nos represente. Pero esta vez hay un motivo más, un aliciente extra, y es ver a Lionel, este pitufo con pinta de sonso que no sabe más que jugar y demostrar que en el fútbol prima el talento, aunque muchos tarados aún digan lo contrario.


Quizá este ya cansado de las historias, de escuchar sobre Pelé, o ver el gol de Maradona. Y es que yo también, dentro de muchos años, quiero sentarme frente a mis nietos, y en un arranque de ira vetusta poder decir, “ES QUE USTEDES NO SABEN LO QUE FUE LIONEL”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Messi..as que grande que sos, dale Lio, desde Cordoba te hacemos el aguante y todos junto la vuelta vamo a dar, vamos Argentina