jueves, 18 de septiembre de 2008

Levántate y Anda

Perú obtuvo un empate que atenta contra la lógica, si bien un partido ganado suma 3, empatado 1, perdido 0, y en este caso, teniendo en cuenta las aspiraciones y necesidades de Perú, un punto no bastaba, este empate peruano deja un saldo inmensamente superior, y es que el empate obtenido por el cuadro del Chemo más que sumar en la tabla, suma en lo anímico, nos convierte nuevamente en un equipo, resucitando a un grupo y una afición que se encontraban prácticamente muertos.

Argentina llegaba con los pergaminos propios de un campeón del mundo, con un sinnúmero de hologramas del álbum, figuras descollantes de sus equipos que sin lugar a duda marcan una enorme diferencia a nivel Sudamericano. Perú, por otro lado, si bien se encontraba revitalizado por el triunfo frente a Venezuela, se empotraba con un escepticismo marcado, y con jugadores nuevos, pero que demostraron tener hambre de triunfo.

Insistiendo en el punto que Perú no fue, ni por asomo, un valet dentro de la cancha, no regalo un fútbol virtuoso, ni se convirtió en una nueva potencia futbolística como muchos intentarán insinuar --y es que el afán comercial de muchos medios atentan contra la salud de nuestro balompié--, Perú dejo en el Monumental una imagen diferente, finalmente un país siente orgullo por los jugadores que vistieron la camiseta de la selección, dejamos atrás juergas, goleadas ó demás papelones, y los cincuenta mil peruanos que asistieron al estadio --y otros miles que lo vieron desde sus casas-- aplaudieron merecidamente a aquellos jugadores que dejaron, parafraseando a su actual entrenador, la piel en la cancha.

Fueron Zambrano, Fano, Torres, Chávez, etc… jugadores sin tanta prensa, quienes hicieron olvidar a Focas, Bombarderos, Cóndores y Shantis. Este grupo, mas unido que nunca, es el que logró limpiarle la cara a un harapiento cuadro peruano que clamaba por un cambio. De nada sirven los nombres, si no van acompañados por la palabra de moda en el futbol peruano “compromiso”, muchas veces la falta de talento, la suple un extra de entrega, un plus de pundonor, y eso lo sabe Fano mejor que nadie, o quizá pueda preguntárselo a Vargas ó Torres.
La selección parece haber recuperado la salud, por lo menos salimos de aquel coma profundo en el que nos encontrábamos. Ahora, paso a paso, nos toca demostrar que esto no fue un chispazo, que no fue simplemente la insolencia de un chiquillo frente a un grande, sino el punto de apoyo para empezar a un crecimiento sostenido. Si Perú juega con las ganas y entrega con la que jugó, contra todos los equipos, no importa gane, pierda o empate, se va llevar consigo un enorme y merecido aplauso.

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