miércoles, 28 de septiembre de 2011

Zapatero a tus zapatos



“Los próximos partidos del Descentralizado se van a jugar sin público como una medida de que el Gobierno realmente tiene que tomar en cuenta con la alta urgencia que se merece … Tenemos una disposición especial del presidente (Ollanta Humala) y ya lo ha dicho el premier (Salomón Lerner): va a haber una sanción" – Oscar Valdés (Ministro del Interior).

Brillante la solución la tomada por el gobierno luego de los lamentables incidentes ocurridos en el estadio Monumental, tras el clásico del sábado. Con esta medida, claramente populista y generadora de portadas, el PERÚ, como país, encabezado por su presidente, el grandilocuente Ollanta Humala, se rindió ante la estupidez de unos cuantos miserables, se humilló, demostró que no tiene capacidad ni pantalones para controlar y solucionar un problema social que afecta hace ya mucho tiempo y que se viene agravando en una sociedad que se pudre. Pero eso sí, lo intentó disfrazar de valentía, pues con voz de mando y apretando el puño decidió no permitir que ingrese gente a los estadios, como si estos fueran los que mataran. “Hay que ponerse fuertes”, “hay que ponerle fin a esto”, “no se puede tolerar tanta violencia”, se disparó desde el  congreso de la república, y claro, la medida, fulminar al fútbol.

Era cantado desde el momento que el futuro del balompié se puso en manos del congreso que algo así iba a pasar.  Fue como darle el ministerio de justicia a ‘Momón’. El afán de protagonismo de los padres de la patria es directamente proporcional a su incapacidad, y esto quedó demostrado en esta medida ridícula. Una vez más no se atacó el problema, sino se utilizó un placebo para acallar a la prensa, ávida de titulares que, cual tiburón, olió sangre y no perdonó.

A diario escuchamos de robos y atracos a las salidas de los Bancos –con muertos y niños involucrados, recordemos el caso Romina, etc.-, pero no es una opción prohibir que la gente siga haciendo uso de las agencias de entidades bancarias. Anualmente, cientos de personas mueren en la Panamericana Sur, pero no es racional suponer que debemos prohibir el tránsito por esta vía para evitar accidentes.

Entonces, claramente la medida es defectuosa, un facilismo ridículo. A un pueblo necesitado de culpables y mano dura, se le regaló un espectáculo patético, sin medir las consecuencias, al más puro estilo del congreso peruano, el famoso “ya ya, vamos nomás, ahí se ve” que reina en nuestro país.

Cerrar estadios no va a acabar con la violencia en nuestro país, no va a impedir que otros jóvenes mueran a manos de desadaptados que nada tiene que ver con un color de camiseta. Lo que se tiene que hacer con urgencia en nuestro país en educar, devolver a los niños y jóvenes el concepto de respeto, sobre todo por la vida. No es admisible que por robar un par de zapatillas, o por tener un cariño a un club de fútbol distinto, una persona pueda apuñalar a otra, o matar a pedradas, o empujar desde diez metros de altura.

Pero por qué ahora cerrar los estadios, si en las zonas marginales de Lima esta gente se viene matando estúpidamente en nombre de dos colores hace años. ¿O es que la gente de los conos son ciudadanos de segunda clase y tuvo que pasarle a un “blanco” para que sea realmente preocupante? De la misma manera que con Ariana Reggiardo luego del cobarde ataque de un grupo de secuestradores. Tuvo que ser la hija de un congresista para que causara conmoción general, antes, un par de días en los medios, y adiós pampa mía.

El problema aquí es que nadie da puntada sin hilo, no hay políticos o dirigentes interesados en buscar soluciones, sino únicamente en lucrar, aprovechar el pánico y engañar. Utilizar la muerte de este joven Oyarce en pro de ganar portadas convierte a esta gente en la misma porquería que los hijos de puta que lo asesinaron. Querer aprovechar esta situación tan dolorosa, convierte a los arribistas en poco menos que mierda. Hasta los policías de tránsito se subieron al coche y multaron a todos los jugadores de Universitario que dejaron sus automóviles estacionados en la calle, porque no se les permitía ingresar al estadio. ¡Alucinante!.

El fútbol paga por los errores de unos cuantos acomplejados y por la incapacidad de un grupete de badulaques disfrazados de saco y corbata que se sienten voz autorizada. Pero quién piensa en los HINCHAS, en los verdaderos HINCHAS. Porque yo no sé cómo será para otras personas, pero para nosotros (Perro Flaco), el fútbol es parte indispensable de nuestra vida, parte fundamental de nuestro día a día, y aunque a los neófitos en el tema les resulte imposible, así como nosotros hay millones, millones que no matamos, que no robamos y que sólo exigimos medidas justas. Que se encarcele a los asesinos, que se sancione a los incapaces, pero que el fútbol no siga muriendo por la idiotez de unos cuantos.

Finalmente les dejo una frase de Eduardo Sacheri, escritor argentino, que figura en el encabezado del blog hace mucho tiempo, y que bien podría darle algunas luces a tanto tarado que no tiene idea de lo que puede llegar a significar este deporte en la vida de muchos. “Hay quienes sostienen que el fútbol no tiene nada que ver con la vida del hombre, con sus cosas más esenciales. Desconozco cuánto sabe esa gente de la vida. Pero de algo estoy seguro: no saben nada de fútbol" 

2 comentarios:

Jaco Rodríguez dijo...

Hay que ponerse la mano al pecho. El estadio es una escena de crimen y, al menos como medida temporal, está bien que lo cierren, así como está bien si suspenden el campeonato (ambas medidas sumamente impopulares, a propósito).

Por otro lado, creo que en el fondo a muchos hinchas de la U les fastidia el hecho de que no hayan podido realmente celebrar su triunfo en la cancha, ya sea por que la corrección política se los impide, o porque realmente hayan sentido lástima e indignación de ver a un muchacho descerebrado en el cemento de su estadio.

Y es que un asesinato de este calíbre, perpetrado quieras o no por hinchas (sí, lo son, aunque cueste reconocerlo), es una clarinada de alerta para la sociedad (que ciertamente reacciona solo cuando afecta a los sectores socioeconómicos AB, pero ese es otro tema).

Es hora de aceptar que estamos desmoralizados, unos y otros, y hora de que cada uno acepte su responsabilidad.

Un "no tan hincha" de Alianza Lima que respeta la camiseta, la vida y la forma de pensar del clásico "rival".

perroflaco dijo...

Cerrar el Monumental en lo que dure la investigación no es sólo correcto sino indispensable. El asunto es obligar a los clubes a jugar sin público como "solución". Eso es lo que no se entiende, ese es el placebo del que hablamos, a tal punto que han tenido que dar marcha atrás por lo ridículo de su propuesta. Ahora se juega con gente, pero cumpliendo algunas normativas. Eso de ponerse los pantalones fue simplemente ganar portadas y hacerse famosos.