“Los
próximos partidos del Descentralizado se van a jugar sin público como una
medida de que el Gobierno realmente tiene que tomar en cuenta con la alta
urgencia que se merece … Tenemos una disposición especial del presidente
(Ollanta Humala) y ya lo ha dicho el premier (Salomón Lerner): va a haber una
sanción" – Oscar Valdés (Ministro del Interior).
Brillante la solución la tomada por el gobierno luego de los
lamentables incidentes ocurridos en el estadio Monumental, tras el clásico del sábado. Con esta medida, claramente populista y generadora de portadas, el
PERÚ, como país, encabezado por su presidente, el grandilocuente Ollanta
Humala, se rindió ante la estupidez de unos cuantos miserables, se humilló,
demostró que no tiene capacidad ni pantalones para controlar y solucionar un
problema social que afecta hace ya mucho tiempo y que se viene agravando en una
sociedad que se pudre. Pero eso sí, lo intentó disfrazar de valentía, pues con
voz de mando y apretando el puño decidió no permitir que ingrese gente a los
estadios, como si estos fueran los que mataran. “Hay que ponerse fuertes”, “hay
que ponerle fin a esto”, “no se puede tolerar tanta violencia”, se disparó
desde el congreso de la república, y
claro, la medida, fulminar al fútbol.
Era cantado desde el momento que el futuro del balompié
se puso en manos del congreso que algo así iba a pasar. Fue como darle el ministerio de justicia a ‘Momón’.
El afán de protagonismo de los padres de la patria es directamente proporcional
a su incapacidad, y esto quedó demostrado en esta medida ridícula. Una vez más
no se atacó el problema, sino se utilizó un placebo para acallar a la prensa, ávida de titulares que, cual tiburón, olió sangre y no perdonó.
A diario escuchamos de robos y atracos a las salidas de
los Bancos –con muertos y niños involucrados, recordemos el caso Romina, etc.-,
pero no es una opción prohibir que la gente siga haciendo uso de las agencias
de entidades bancarias. Anualmente, cientos de personas mueren en la
Panamericana Sur, pero no es racional suponer que debemos prohibir el tránsito
por esta vía para evitar accidentes.
Entonces, claramente la medida es defectuosa, un
facilismo ridículo. A un pueblo necesitado de culpables y mano dura, se le
regaló un espectáculo patético, sin medir las consecuencias, al más puro estilo
del congreso peruano, el famoso “ya ya, vamos nomás, ahí se ve” que reina en
nuestro país.
Cerrar estadios no va a acabar con la violencia en nuestro
país, no va a impedir que otros jóvenes mueran a manos de desadaptados que nada
tiene que ver con un color de camiseta. Lo que se tiene que hacer con urgencia
en nuestro país en educar, devolver a los niños y jóvenes el concepto de
respeto, sobre todo por la vida. No es admisible que por robar un par de
zapatillas, o por tener un cariño a un club de fútbol distinto, una persona
pueda apuñalar a otra, o matar a pedradas, o empujar desde diez metros de
altura.
Pero por qué ahora cerrar los estadios, si en las zonas
marginales de Lima esta gente se viene matando estúpidamente en nombre de dos
colores hace años. ¿O es que la gente de los conos son ciudadanos de segunda
clase y tuvo que pasarle a un “blanco” para que sea realmente preocupante? De
la misma manera que con Ariana Reggiardo luego del cobarde ataque de un grupo
de secuestradores. Tuvo que ser la hija de un congresista para que causara
conmoción general, antes, un par de días en los medios, y adiós pampa mía.
El problema aquí es que
nadie da puntada sin hilo, no hay políticos o dirigentes interesados en buscar
soluciones, sino únicamente en lucrar, aprovechar el pánico y engañar. Utilizar
la muerte de este joven Oyarce en pro de ganar portadas convierte a esta gente
en la misma porquería que los hijos de puta que lo asesinaron. Querer
aprovechar esta situación tan dolorosa, convierte a los arribistas en poco
menos que mierda. Hasta los policías de tránsito se subieron al coche y
multaron a todos los jugadores de Universitario que dejaron sus automóviles
estacionados en la calle, porque no se les permitía ingresar al estadio. ¡Alucinante!.
El fútbol paga por los
errores de unos cuantos acomplejados y por la incapacidad de un grupete de
badulaques disfrazados de saco y corbata que se sienten voz autorizada. Pero
quién piensa en los HINCHAS, en los verdaderos HINCHAS. Porque yo no sé cómo
será para otras personas, pero para nosotros (Perro Flaco), el fútbol es parte
indispensable de nuestra vida, parte fundamental de nuestro día a día, y aunque
a los neófitos en el tema les resulte imposible, así como nosotros hay
millones, millones que no matamos, que no robamos y que sólo exigimos medidas
justas. Que se encarcele a los asesinos, que se sancione a los incapaces, pero
que el fútbol no siga muriendo por la idiotez de unos cuantos.
Finalmente les dejo una
frase de Eduardo Sacheri, escritor argentino, que figura en el encabezado del
blog hace mucho tiempo, y que bien podría darle algunas luces a tanto tarado
que no tiene idea de lo que puede llegar a significar este deporte en la vida
de muchos. “Hay quienes sostienen que el fútbol no tiene nada que ver con la vida
del hombre, con sus cosas más esenciales. Desconozco cuánto sabe esa gente de
la vida. Pero de algo estoy seguro: no saben nada de fútbol"