El fútbol necesita algunos mínimos requerimientos para poder ser practicado de forma correcta, uno de ellos, y quizá el principal, es una cancha adecuada. Una cancha donde un pase dirigido hacia el delantero no termine en el corner a causa de un montículo, o donde no sea el pique de la pelota al contacto con el terreno, el que termine definiendo ante la salida del arquero, a consecuencia de un agujero. Para darle solución a este problema, que se presentaba en innumerables estadios de nuestro país, la medida que se tomo fue utilizar el césped sintético. Esta disposición tomada por el IPD ha traído una cola enorme, reclamos por extrañas lesiones debido al césped y quemaduras de diferentes grados a consecuencia del efecto del sol en conjunto con el caucho, son ecos constantes luego de cada fecha disputada..
Este último, es el reclamo más persistente --A pesar de las declaraciones de Arturo Woodman, en las que asegura que el fútbol es para los valientes, para verdaderos hombres--, sobre todo porque la mayoría de canchas sintéticas se ubican en ciudades calurosas de nuestro país, donde los equipos que ahí se desempeñan como locales, utilizan el sol de mediodía, para sofocar al rival. Convirtiendo así la cancha en una suerte de parrilla gigante. La nueva solución que se intenta brindar es la de solo utilizar estas canchas en horarios nocturnos, pero esto simplemente perjudicaría estos equipos que utilizan el clima a su favor, frente al resto de equipos. Lo que nos obliga a citar al sempiterno Don Ramón: “Ma, ¿pos ora?”. No parecería haber una solución a la vista y por tal motivo serán los jugadores quienes finalmente sigan sufriendo el suplicio de calcinarse las plantas en estas canchas.
La historia de las canchas sintéticas tiene aún mucho por regalarnos, declaraciones de dirigentes y jugadores, enfrentados con quienes tomaron la decisión de instalar este tipo de canchas, inclusive en nuestro primer escenario nacional. Arturo Woodman y Cia, aseguran que las críticas son ridículas y que las canchas se mantendrán. Por otro lado, las exigencias de quienes hacen posible el campeonato, los jugadores, deben ser escuchadas.
Este último, es el reclamo más persistente --A pesar de las declaraciones de Arturo Woodman, en las que asegura que el fútbol es para los valientes, para verdaderos hombres--, sobre todo porque la mayoría de canchas sintéticas se ubican en ciudades calurosas de nuestro país, donde los equipos que ahí se desempeñan como locales, utilizan el sol de mediodía, para sofocar al rival. Convirtiendo así la cancha en una suerte de parrilla gigante. La nueva solución que se intenta brindar es la de solo utilizar estas canchas en horarios nocturnos, pero esto simplemente perjudicaría estos equipos que utilizan el clima a su favor, frente al resto de equipos. Lo que nos obliga a citar al sempiterno Don Ramón: “Ma, ¿pos ora?”. No parecería haber una solución a la vista y por tal motivo serán los jugadores quienes finalmente sigan sufriendo el suplicio de calcinarse las plantas en estas canchas.
La historia de las canchas sintéticas tiene aún mucho por regalarnos, declaraciones de dirigentes y jugadores, enfrentados con quienes tomaron la decisión de instalar este tipo de canchas, inclusive en nuestro primer escenario nacional. Arturo Woodman y Cia, aseguran que las críticas son ridículas y que las canchas se mantendrán. Por otro lado, las exigencias de quienes hacen posible el campeonato, los jugadores, deben ser escuchadas.
Vale mencionar que este año, la final de Champions League se jugará en un estadio que cuenta con este tipo de césped, El estadio de Moscú, que a causa del frió no permite mantener un césped natural. Esto, seguramente, inclina la balanza hacia el hecho de jugar de noche, evitando el calor que convierte la cancha en un infierno. Pero la última palabra esta en boca de Nuestros dirigentes, que nuevamente demuestran una inoperancia insoportable.
1 comentario:
prefieren jugar en canchas de tierra, jugadores maricones.
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