De Julbo Chicha |
Sin duda este ascenso ha desatado la euforia desmedida de los hinchas de los dos equipos mas grandes de nuestro país, que por más de diez años tuvieron que conformarse con espectáculos patéticos que no hacían más que aplastar el microscópico ego futbolero perucho. Por esto es permisible para un hincha dejar volar la imaginación, pensar en levantar la copa, en golear a los brasileros, o en repetir gestas históricas como la de los blanquiazules a Estudiantes, y es que en el mundo dominado por el mitológico Morfeo, todo es posible, nada cuesta, aunque la lógica indique que la realidad es sumamente distinta.
Los equipos peruanos han realizado hasta aquí una campaña aceptable en el campeonato sudamericano, EXIGIRLES más sería una hipocresía, un despropósito en este intento pausado pero constante de mejorar nuestro nivel internacional. Así Wilmer Aguirre haya tenido la mala suerte de leer a un periodista absolutamente indocto en nuestro medio redactar que jugadores como él solo nacen cada 100 años, el “zorrito” debe poner los pies sobre la tierra y analizar con suma cautela estas palabras, pues tanto él, sus compañeros, como todos los que lo vemos domingo a domingo, sabemos que esta no es una realidad. El comentario esta lejísimos de ser ponzoñoso o de buscar menospreciar a un Aguirre que se ha jugado una copa de ensueño, pero cada cien años puede llegar a nacer jugadores como Pelé, pero no como Wilmer, con el respeto que este se merece. De la misma forma con el “Zorro” de Ate, quien fue ensalzado en la cadena Fox luego de dos partidos como si fuera la esperanza del cuadro crema, cuando tiene más deficiencias técnicas que las estrellas que alumbran el firmamento.
Entonces es momento de buscar el mínimo de cordura que nos queda, y dejar de vender humo. No es posible que por un afán lucrativo se vaya en contra de los propios equipos nacionales, un puñado de soles no justifica el hecho de engañar al público.
Uno no va de último a primero en un campeonato, la mejora debe ser progresiva, concienzuda, sostenida, y no desmedida y repentina como la prensa quiere presentarla.
De Julbo Chicha |