lunes, 24 de agosto de 2009

El Gran Combo -De Arequipa-

El fútbol peruano parece haber llegado límites insospechados. La absoluta anarquía que se vive actualmente ha devenido en una total falta de respeto para cualquier imagen de autoridad, y definitivamente, quienes más sufren con esta situación, son los réferis. Vivímos un momento en que el árbitro irradia el mismo respeto que podría exponer un acusado de violación, pedofilia o traición a la patria en tiempo de guerra, es decir, la imagen del hombre de negro está devaluada hasta un extremo que asusta. No se necesita ningún tipo de pergamino, grado, o autoridad, para salir ante una cámara y vilipendiar a este sufrido personaje.

Es cierto que lo errores son cada vez más constantes, es verdad que hay ciertas decisiones que pueden considerarse irracionales, ausentes de todo tipo de sentido común, etc. Pero es inadmisible, por ejemplo, que el tesorero de Melgar propine un puñete al juez Pacheco, luego de un cobro del de negro con el cual este personaje no estuvo de acuerdo. De postales como esta hemos sido testigos innumerables veces en partidos de Liga Distrital o Copa Perú, donde ya es reprochable, pero permitirnos este tipo de bestialidades y acometimientos con los encargados de impartir la ley, en la Primera División Nacional –pronto División Premier-, no es más que un retroceso en la escala evolutiva.

Héctor Pacheco puede ser un árbitro bueno, regular, malo, muy malo o simplemente patético, pero ese no es el tema de la querella. Lo que importa exponer aquí es que, cualquiera que fuera la calificación del árbitro, no existe justificación alguna para el maltrato recibido. Es muy fácil para todos juzgar al juez -valga la redundancia-. Es muy simple decir "qué malo ese árbitro", luego de una repetición vista tres o cuatro veces, con ángulos invertidos y cámara lenta, y donde muchas veces, incluso después de todos estos favores tecnológicos, no llegamos a una decisión definitiva. Por otro lado, es cierto también que es la función del árbitro saber resolver en décimas de segundos, para eso llevó un curso, por eso –en teoría- tiene una preparación adecuada. Pero no es válido olvidarse que es un ser humano, y probablemente uno de los más odiados y criticados. Si sobre esto aumentamos el peso de los incontables reclamos que reciben, muchas veces sin sentido, y la presión que se genera en una persona que está en todo momento bajo el lente acusador de la prensa malintencionada, deviene en un accionar nervioso, siempre con actitud defensiva y dispuestos a reaccionar ante el mínimo reclamo. Ciertamente es imposible llegar al 100% de capacidad, si no se cuenta con el marco adecuado para desenvolverse con la tranquilidad mínima e indispensable y los árbitros, sin miedo a equivocarnos, no cuentan con este.

Esto no es una defensa cerrada a los jueces, que sin duda, en muchos casos dan muestras sublimes de incapacidad, en más de una ocasión exponen falencias inadmisibles. Hay que cumplir ciertos requisitos para llegar a ser árbitro -como para cualquier otro tipo de trabajo-; se necesita tener algunas capacidades -no se ve a un acrofóbico haciendo el curso de aviación civil-, y son muchos -demasiados- los réferis que no las ostentan. Por ende, es absolutamente cierto que muchos errores no tienen nada que ver con las condiciones en las que se preparan, sino con la absoluta falta de talento para el correcto desempeño.
Pero una vez más, y haciendo hincapié en este punto, el motivo del post no es calificar el accionar de los jueces, el real motivo del post es exponer la falta de seriedad que se vive en nuestro país. Por poner un ejemplo, es insostenible que la comisión de justicia no se haya pronunciado sobre el caso a las horas de sucedido el incidente con Pacheco, el cuadro del Misti debió ser sancionado inmediatamente y sin titubeo. Por el contrario, hasta el momento no hay un veredicto, únicamente el expedido por los jueces, ese que habla de no dirigir al cuadro rojinegro hasta recibir una disculpa pública. Desgraciadamente, quien siempre pierde y nunca recibe ningún tipo alegato, es el desgreñado fútbol peruano.


De Julbo Chicha

2 comentarios:

Anónimo dijo...

le pegaron por pavo

Anónimo dijo...

Pavo de tu viejo por tenerte a ti infeliz.