Largo y tendido se habló sobre los “conatos de bronca” en el entrenamiento crema hace algunos días, tal como sucedió en la San Martín y Alianza Lima en su momento, los ecos de lo sucedido retumbaron hasta mucho después de acontecido el impase. Pero, es común escuchar acerca de peleas en vestuarios, entrenamientos o incluso dentro del terreno durante un partido. Seria ilógico pensar que 25, 30 ó 33 jugadores, que conviven diariamente, no riñan en algún momento, sobre todo si los une la práctica de un deporte de contacto. Quizá la NO aparición de estos inconvenientes, nos hable de un plantel con una tendencia extraña, sumamente delicadas, que pondrían en tela de juicio la testosterona de los implicados y su voluntad por hacerse un espacio en un equipo donde sólo 18 salen en lista y únicamente 11 saltan a la cancha. El fútbol, como deporte de contacto, obliga a los participantes a entrar en disputa física de un objeto, en este caso el balón, y pensar en la posibilidad de recibir un golpe, no es para nada descabellada.
Quizá el problema que encontró Universitario, como San Martín hace algunos días, fue la presencia de la prensa, encargada oficial de vender humo, de adjetivizar, exagerar, magnificar, al punto que les signifique la venta de unos cuantos ejemplares más, y por ello, todo vale, no hay mayor lema en el periodismo peruano que aquella frase de Machiavello: “El fin justifica los medios”. Y es que este momento caótico que pasa nuestro fútbol, es directamente proporcional al de la prensa, que antes que informar, ha optado por degenerar, manipular y confundir.
Es cierto que hubo peleas en Universitario, es cierto que fue un día movido, pero la prensa intentó vender como catástrofe. Existieron peleas, esas que trataron de vender como el inicio de la debacle crema, y luego los jugadores las sortearon con el mayor buen humor posible, incluso al punto de burlarse del circo que se quiso montar con las tres páginas enteras dedicadas al asunto. Exactamente igual sucedió con el colombiano Arzuaga, quien se lió a golpes con Ryan Salazar en un entrenamiento santo, para luego salir a decir que lo sucedido fue un malentendido, que luego de “agarrarse a puñetes” conversaron y arreglaron el asunto.
Los altercados en los clubes van a existir siempre, como es imposible que en un plantel todos sean amigos. Los conflictos siempre estarán latentes. El mérito de un entrador, o un cuerpo técnico, es justamente saber manejar de forma adecuada esta serie de imprevistos que aparecen, convenciendo al jugador que por sobre las simpatías, este el equipo, y si Solano, que se afirman tuvo un altercado fuerte con Piero Alva, debe ponerle el pase gol el domingo al zorro, lo haga sin pensar un segundo en sus diferencias o enemistades.
Quizá el problema que encontró Universitario, como San Martín hace algunos días, fue la presencia de la prensa, encargada oficial de vender humo, de adjetivizar, exagerar, magnificar, al punto que les signifique la venta de unos cuantos ejemplares más, y por ello, todo vale, no hay mayor lema en el periodismo peruano que aquella frase de Machiavello: “El fin justifica los medios”. Y es que este momento caótico que pasa nuestro fútbol, es directamente proporcional al de la prensa, que antes que informar, ha optado por degenerar, manipular y confundir.
Es cierto que hubo peleas en Universitario, es cierto que fue un día movido, pero la prensa intentó vender como catástrofe. Existieron peleas, esas que trataron de vender como el inicio de la debacle crema, y luego los jugadores las sortearon con el mayor buen humor posible, incluso al punto de burlarse del circo que se quiso montar con las tres páginas enteras dedicadas al asunto. Exactamente igual sucedió con el colombiano Arzuaga, quien se lió a golpes con Ryan Salazar en un entrenamiento santo, para luego salir a decir que lo sucedido fue un malentendido, que luego de “agarrarse a puñetes” conversaron y arreglaron el asunto.
Los altercados en los clubes van a existir siempre, como es imposible que en un plantel todos sean amigos. Los conflictos siempre estarán latentes. El mérito de un entrador, o un cuerpo técnico, es justamente saber manejar de forma adecuada esta serie de imprevistos que aparecen, convenciendo al jugador que por sobre las simpatías, este el equipo, y si Solano, que se afirman tuvo un altercado fuerte con Piero Alva, debe ponerle el pase gol el domingo al zorro, lo haga sin pensar un segundo en sus diferencias o enemistades.
De Julbo Chicha |
1 comentario:
En el blog de chobi: www.elblogdecoki.blogspot.com hablan de tu mecha con corpancho en el 98
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