La evidente animadversión que destila José “perro sucio” Malqui predispone inevitablemente al facilismo del prejuicio. Nadie podría negar la pestilencia que asalta el ambiente con el solo hecho de mencionar el nombre de tan funesto badulaque. Esta vez este canino y desaseado sujeto se volvió a ver beneficiado con un fallo sospechoso, tres puntos debido al reclamo a raíz de la tardanza de la Universidad San Martín, en el partido disputado en la fecha 15. A priori, y con la ya mencionada antipatía que genera el presidente del club ancashino, cualquiera se animaría a discutir la veracidad y legalidad del fallo. Pero intentemos desmenuzar los acontecimientos, para buscar motivos lógicos para lo que parecería un nuevo robo de los “amiguísimos” del doctor Burga.
Primero, para que el comisario del encuentro considere la demora de cualquier equipo, el motivo de la tardanza debe ser a causa de un motivo completamente fortuito, que no pueda ser manejado con antelación. Según varios documentos que San Martín no se encargó de desmentir, el aeropuerto estaba en mantenimiento y fue eso lo que demoró la llegada Santa, no el mal tiempo que ellos aseguraron había retrasado su arribo a suelo ancashino.
Además, por poner un ejemplo, cuando San Martín enfrenta en la ciudad de Tacna al Coronel Bolognesi, partido que podría afrontar llegando tranquilamente a la localidad el mismo día, en un vuelo que no dura mas de 3 horas, llega con 24 horas de anticipación, previniendo cualquier tipo de contratiempos. Pero para afrontar este tipo de partidos, como el de Huaraz, muchas veces el cuerpo médico y técnico decide que lo mejor es llegar el mismo día del partido, para así minimizar el impacto de la altura, estrategia por demas válida. Considerando esto, es la tardanza una causa fortuita, ¿no está en manos de la Universidad tomar sus respectivas precauciones?
Pero es cierto también que si la directiva del Sport Ancash estaba tan segura del error albo, si se sabían víctimas de un perjuicio por parte de los rivales, a santo de qué disputan el partido, si se juzgaban insultados, ofendidos, y considerando falta grave lo hecho por el cuadro limeño, por qué decidieron jugar el partido. ¿No sería que se encontraban sumamente confiados y no se imaginaban una derrota? ¿No sería, tal vez, sospecho, me pregunto, intuyo, que Malqui no tenía intenciones de perder la taquilla?
El reclamo puede, en principio, haber sido justo, pero si Malqui aceptó jugar el partido y si se embolsicó la taquilla, por qué después de la derrota sale a ladrar de forma airada, con lamentos ridículos propios de un personaje de su calaña.
La apelación está hecha, pero pareciera que el caso está cerrado. San Martín cometió un error y deberá afrontarlo con la seriedad que caracteriza su paso por la primera profesional, marcando distancia con personajillos de la ralea de este perro sucio que tanto daño le hace al futbol peruano.
Primero, para que el comisario del encuentro considere la demora de cualquier equipo, el motivo de la tardanza debe ser a causa de un motivo completamente fortuito, que no pueda ser manejado con antelación. Según varios documentos que San Martín no se encargó de desmentir, el aeropuerto estaba en mantenimiento y fue eso lo que demoró la llegada Santa, no el mal tiempo que ellos aseguraron había retrasado su arribo a suelo ancashino.
Además, por poner un ejemplo, cuando San Martín enfrenta en la ciudad de Tacna al Coronel Bolognesi, partido que podría afrontar llegando tranquilamente a la localidad el mismo día, en un vuelo que no dura mas de 3 horas, llega con 24 horas de anticipación, previniendo cualquier tipo de contratiempos. Pero para afrontar este tipo de partidos, como el de Huaraz, muchas veces el cuerpo médico y técnico decide que lo mejor es llegar el mismo día del partido, para así minimizar el impacto de la altura, estrategia por demas válida. Considerando esto, es la tardanza una causa fortuita, ¿no está en manos de la Universidad tomar sus respectivas precauciones?
Pero es cierto también que si la directiva del Sport Ancash estaba tan segura del error albo, si se sabían víctimas de un perjuicio por parte de los rivales, a santo de qué disputan el partido, si se juzgaban insultados, ofendidos, y considerando falta grave lo hecho por el cuadro limeño, por qué decidieron jugar el partido. ¿No sería que se encontraban sumamente confiados y no se imaginaban una derrota? ¿No sería, tal vez, sospecho, me pregunto, intuyo, que Malqui no tenía intenciones de perder la taquilla?
El reclamo puede, en principio, haber sido justo, pero si Malqui aceptó jugar el partido y si se embolsicó la taquilla, por qué después de la derrota sale a ladrar de forma airada, con lamentos ridículos propios de un personaje de su calaña.
La apelación está hecha, pero pareciera que el caso está cerrado. San Martín cometió un error y deberá afrontarlo con la seriedad que caracteriza su paso por la primera profesional, marcando distancia con personajillos de la ralea de este perro sucio que tanto daño le hace al futbol peruano.